Bajar de peso. Ese es el gran dilema que retumba en la mente de muchas personas. Unas, para lograrlo -ya sea por salud, por apariencia o por autoestima- inician terapias con jugos, consumiendo un solo alimento, sumando las calorías minuto a minuto, contando días, ingiriendo milagrosos ‘tecitos’, licuados, restringiéndose de ciertas comidas, mirando la luna, negando los carbohidratos y un sinfín de sacrificios.
Y, la mayoría de las personas que se animan a someter su cuerpo a algún régimen alimenticio piensan cambiar, en algunas semanas o días, los malos hábitos de 10 o 20 años. ¿Tienen resultado? Muchas veces bajan de 3 a 5 kilos en varios días, pero, a medida que falta un alimento, dinero o simplemente ganas, van subiendo nuevamente de peso. O, en otros casos, se frustran por los lentos resultados y terminan abandonando la exigencia y comiendo mucho más que antes.
Verónica Cortez, nutricionista ortomolecular con más de 18 años de experiencia y parte del equipo de profesionales del Centro de Nutrición Regenerativa NutriVida, advirtió que “cualquier dieta que no ha sido confeccionada y evaluada por un profesional nutricionista puede ocasionar carencias y desequilibrios de nutrientes en el organismo ya que, están elaboradas para un determinado tipo de población con ciertos hábitos, estilos de vida, edad y género”.
“Un profesional nutricionista, siempre realizará una evaluación nutricional, una anamnesis (datos históricos del paciente) alimentaria y en base a eso y algunos exámenes de laboratorio, confeccionará un plan personalizado y equilibrado para cada persona”, comenta la especialista.

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Una dieta no es un plan alimenticio sostenible
Antes de precisar al menos tres diferencias entre una y otra dieta y mencionar al menos tres, la experta primeramente quiere definir lo que es una “dieta”.
“Es una modificación temporal en los hábitos de alimentación de una persona con un objetivo terapéutico, a corto plazo y se cumple hasta conseguir el resultado, pero no a un largo plazo ya que, puede mermar las reservas de uno o más nutrientes y desequilibrar el normal funcionamiento del organismo”, explica.
Cortez asegura que una dieta no es lo mismo que un plan alimentario permanente, sostenible y equilibrado. El plan alimentario, como explica, es una forma de alimentación saludable con la que uno va vivir, incluye hábitos de higiene alimentaria, combinación equilibrada de nutrientes, toma en cuenta hábitos familiares, regionales, culturales y garantiza un buen funcionamiento del organismo en su integridad.
“Las dietas muchas veces tienen como objetivo bajar de peso o reducir volumen en corto tiempo, lo que lleva a las personas a menguar el consumo de algunos nutrientes (grasas, carbohidratos o aumento de ciertos alimentos) para acelerar el proceso de reducción. Si se mantiene estas dietas después de lograr el objetivo, desnutrirán el organismo que ingresará a un plan de ahorro, haciendo que la persona recupere el peso perdido ocasionándole problemas de salud e incluso enfermedades”, indica.
Dentro de la dietoterapia, Cortez destaca al menos cinco que se usan para tratamientos de salud y son:
- Dieta blanda:
La dieta blanda o de fácil digestión debe ser siempre por recomendación de un médico. ¿Cuál es su propósito? Se trata de una dieta adecuada para recuperarse de una gastroenteritis, de un problema estomacal que demande que el sistema digestivo haga el mínimo esfuerzo para volver a la normalidad. Son alimentos basados en cocciones fáciles de digerir e incluye, según el portal de salud Clara, alimentos como arroz blanco o hervido, papas hervidas o al vapor, pan tostado, verduras cocidas, pollo o pescado hervido a la plancha o al horno, gelatina, entre otros alimentos. (Ver aquí).
- Dieta Hipocalórica:
Son preparadas especialmente para personas que quieren reducir volumen y peso. Son planes que buscan que la persona consuma menos calorías de las que necesita el cuerpo para funcionar. Según el portal Clara el cuerpo usa calorías esenciales para respirar, garantizar la actividad física interna, moverse, subir, bajar, caminar, etc.
Conociendo cuantas calorías gasta su cuerpo al día, el propósito de esta dieta es reducir el consumo de más calorías de las que demanda su organismo. Si, por ejemplo, su cuerpo demanda 1.380 calorías al día, lo ideal es que hagas una dieta de unas 1.200 calorías y nunca menos porque una restricción calórica excesiva provoca que el cuerpo también baje su gasto calórico y no se lograría adelgazar sino solamente pasar hambre. (Ver aquí). Para esta dieta un profesional del área debe armar un plan de alimentación con un menú semanal equilibrado y acorde a la situación de cada persona.
- Dieta Hipograsa:
Es la dieta terapéutica baja en grasa. Se utiliza para la reducción de volumen y peso, para reducción de niveles altos de colesterol, para bajar los triglicéridos y para protección hepática. Esta dieta, siempre debe ser extendida por un nutricionista previa evaluación detallada del Índice de Masa Corporal (IMC), edad, estado de salud y género.
Los alimentos permitidos, según el Documento Técnico de Nutrición del Hospital 2 de Mayo de Perú, son la leche descremada, carnes magras, pescado, aves sin piel, clara de huevo, queso preparado con leche en grasa, frutas, verduras, cereales simples sin grasa, tubérculos y algunas gelatinas.
“El propósito de esta dieta es normalizar el estado nutricional de un paciente, evitar las contracciones de la vesícula y los dolores de gran intensidad, así como de los cólicos biliares. Evita también la dispepsia biliar”, explican (Ver aquí).
- Dieta Hiposódica:
De acuerdo con Cortez, son dietas para combatir la hipertensión y personas con retención de líquidos. De acuerdo con el Documento del Hospital 2 de Mayo, este régimen dietoterapéutico es con restricción de sodio acorde a la gravedad de la enfermedad.
“El objetivo de la dieta Hiposódica es prevenir y controlar la elevación de la presión sanguínea en pacientes que sufren hipertensión. Así también permite controlar los edemas asociados a diferentes patologías. Se indica en pacientes cardiópatas, con afecciones renales, enfermedades hepáticas”, explican (Ver aquí).
Esta dieta también tiene que ser con asesoramiento de un profesional de salud. Entre los alimentos permitidos mencionan las proteínas como la leche, el yogurt, huevo y carnes blancas; los cereales sin sal; azúcares de mermeladas, verduras cocidas y frutas frescas. “Debe evitarse el consumo de carnes curadas, embutidos, productos alimenticios enlatados, productos de pastelería, margarina y mantequilla con sal”, indican.
- Dietas vegetarianas:
Estas dietas, según Cortez, pueden ser estrictas o parciales. Sin embargo, siempre debe consultar a un nutricionista para que oriente a la persona para evitar carencia de algunos nutrientes en su alimentación.
“Las dietas veganas no son equilibradas. Tienden a ser carentes de algunos nutrientes, principalmente proteínas de alto valor biológico y, algunos micronutrientes por lo que no son sostenibles a largo plazo. Tanto en las vegetarianas como en las dietas veganas, es necesario complementar con suplementos vitamínicos mineralizados para evitar cuadros carenciales”, asegura la especialista.
Cortez comenta que es necesario que se apliquen terapias de alimentación acorde al grupo sanguíneo de la persona y considerando el pH natural del tubo digestivo. “Un pH muy alcalino dificulta la digestión de proteínas y la absorción de minerales como el hierro, zinc, calcio y vitaminas del complejo B. Mientras que, un pH más ácido tiende a eliminar la microbiota intestinal y dificultar la digestión de carbohidratos y grasas, reduciendo la absorción de vitaminas A, D, E y K.