Sistema inmune, sistema de defensa o para los niños “soldaditos”. Son solo algunos de los nombres que la ciencia le atribuye al proceso de protección natural que realiza su cuerpo frente a otros organismos infecciosos invasores, antes que estos causen daño. Y se constituyen en un agente muy relevante para combatir enfermedades y mantener un estado de bienestar integral del cuerpo.
La Arthritis Foundation, una organización de Estados Unidos sin fines de lucro y pionera en reducir el índice de personas con artritis, explica en su portal web, que “cuando un agente infeccioso (virus, bacterias u hongos) ingresa al cuerpo humano, una primera línea de defensa llamada ´macrófagos’ lo detectan y lo capturan dentro de unas células. Si el sistema está activo, enzimas dentro del macrófago trituran ese momento al invasor y lo eliminan.
Si el agente externo es ‘duro de roer’, células llamadas ‘linfocitos’ de la clase T reconocen a los invasores y envían señales químicas llamadas ‘citocinas’ al resto del cuerpo para atraer más linfocitos T y B y producir anticuerpos que se liberan en la circulación sanguínea y evitan la multiplicación de los agentes.
Científicos del Instituto Médico de Massachusetts y Harvard (EEUU), en coordinación con otras dos universidades de los Países Bajos han identificado que el sistema inmune varía mucho de persona a persona debido a factores externos como, por ejemplo, los ambientales, la edad, la genética y el microbioma intestinal (Ver estudio aquí)
Nelson Vía Reque, pediatra neonatólogo con más de 40 años de experiencia en la atención de partos y de consultas a cientos de niños en Bolivia, asegura que, la primera forma de saber si una madre le pasó o no anticuerpos a su bebé es a través del ombligo.
“Si al bebé se le cae el ombliguito hasta los cinco días de nacido es señal que recibió varios anticuerpos de la madre sobre todo cuando es por parto natural. Si se cae después de 10 o hasta 20 días significa lo contrario”.
Vía Reque asegura que, otra fuente de transmisión de anticuerpos es a través de la leche materna por donde se transfiere en inmunoglobulinas que, ante el ingreso de agentes externos se constituyen en el sistema de defensa del infante.
¿Por qué bajan las defensas? Vía Reque menciona al menos cinco condiciones: por un lado, la edad (arriba de 60 años tienen el cuerpo menos hidratado), una enfermedad de base (diabetes, hipertensión, entre otros), el embarazo, el sedentarismo junto con la obesidad y, sin duda, el estrés.
¿Y qué las sube? Vía Reque menciona tres vitales que son accesibles y fáciles de habituarse y dos que se pueden desarrollar: primero el agua. “Un organismo bien hidratado se mantiene activo y listo para defender a todo el sistema humoral y hormonal”. Segundo: la actividad física acorde a la edad. “Si es una persona mayor debe levantarse y sentarse varias veces al día de manera frecuente”. Tercero: una buena alimentación que incluya yogurt, ajo, camote, canela y jengibre. Y cuarto: el sol.
“Cuando el sol llega a la piel, todas las vitaminas D que uno ha asimilado de las frutas y las verduras, el organismo las absorbe. Pero si uno, por ejemplo, comió papaya, que tiene harta D, y no recibe sol, entonces el cuerpo no la asimila”, describe el experto.
Yamile Quiroz, nutricionista con experiencia en planes dietéticos en empresas petroleras, sugiere cinco consejos importantes en temas de nutrición que ayudan a reforzar el sistema inmune en el cuerpo:
- Coma de todo, pero en su presentación natural: privarse de comidas solamente puede provocarle ansiedad. Evite los alimentos con aditivos o conservantes. “No existen alimentos malos. Solo debemos prestar atención a la calidad y cantidad del consumo”, explica Quiroz.
- ¡Aproveche las frutas de temporada! “Si es tiempo de mandarinas y naranjas son ideales para consumir esos frutos que seguro no habrá en otros meses” asegura Quiroz. Sobre todo, indica, se debe consumir frutas y verduras con fuentes de vitamina C como el kiwi, la piña, espinacas, brócolis, acerola, limón porque “refuerzan la producción de células inmunes y de anticuerpos”.
- Consuma alimentos ricos en selenio: ¿Dónde lo encuentra? Quiroz dice que, en la yema del huevo, el pollo, el hígado de res, el arroz integral, el trigo que, además de tener capacidad antioxidante lo protegerá de enfermedades degenerativas como el cáncer.
- Incluya el yogurt con probióticos: es necesario, según la especialista en nutrición, estos alimentos contienen microorganismos vivos que ayudan a mantener o mejorar la ‘microbiota’ normal del cuerpo (bacterias buenas). “El yogurt de preferencia natural y las bebidas de soya fermentada desplazan los microrganismos nocivos para la salud y evitan su proliferación”, agregó.
- Tome mucha agua durante el día. El agua es el componente químico principal del cuerpo. De acuerdo con el portal “Mayo Clinic”, el agua representa un 60% del peso corporal de una persona y las células tejidos y diferentes órganos necesitan de agua para funcionar. El líquido elemento, elimina los desechos a través de la orina, la transpiración y evacuaciones intestinales, mantiene la temperatura normal, lubrica las articulaciones y protege los tejidos sensibles. ¿Cuánto tomar? No es regla, pero Vía Reque recomienda dividir el peso de la persona entre 7 y eso transformarlo en vasos de 250 ml de consumo de agua por día. Por ejemplo, si una persona adulta pesa 70 kilos dividido entre 7 corresponde un promedio de 10 vasos de agua al día. Eso supera los dos litros que convencionalmente sugieres. Aún más si la persona tiene un peso más elevado. Como dice la frase: el agua es/da vida.